AUTOBIOGRAFIA SAFONIANA

Mensaje para navegantes y radicales libres

Chaouen (Marruecos) Nov 2007
Hola! Queridos tod@s, Safones y Molineras, conocidos y por conocer, que ya sois un montón. ¿Os habéis contado alguna vez?
Aprovecho la ocasión que me dais para haceros llegar una imagen más real, más actual mía. La foto que he encontrado en este blog, es de cuando tenía 13 años, ahora voy a cumplir 52.
Como algunos sabréis, de todos vosotros a las que más me siento unida, y tengo muchas veces en mis pensamientos, y mis recuerdos son Marisa y Mercedes. Y, descendientes: Rodrigo, Gonzalo y Nira. Son también los que más me conocen. Y, los que veo de vez en cuando, Maripi y Javier.
A los demás hermanos os perdí de vista cuando os fuisteis a Canarias. A Maria Rosa la vi después alguna vez, pero ahora hace mucho tiempo que no nos vemos.
No sé si Marisa os habrá contado que esta amistad nació por un patito amarillo, que ella tenía y la seguía a todas partes, allá por finales de los años 60. Vosotros y mi familia éramos socios de la misma piscina en Zaragoza: Stadium Venecia. Luego coincidió el colegio “Politécnico de Ntra. Sra. Del Pilar”. Y más tarde ella nos debió de convencer a mi hermana Sally, Marisa o Luisa, y a mí, para hacernos de los Boys Scouts, las Guías más bien. Así empezó todo.
Tengo recuerdos de la Residencia Torresol. Entre otras cosas de haber estado tirando tabiques. De la máquina de pelar patatas, que se ve me tenía fascinada. Del piso donde vivíais antes en la avenida Valencia. Del día de la comunión de Mercedes y Quique, creo; que no funcionaban los ascensores.
Llegó la época de la montaña. Escalar, esquiar. Viví muy de cerca el romance de Marisa y Poncho, el papá de Rodrigo y Gonzalo. Alguna noche cuide de ellos cuando sus papas salían. Rodrigo dormía bien, Gonzalo no tanto, así que me lo sentaba en el sofá conmigo mientras que yo estudiaba, hasta que se dormía, no debía tener ni un año.
También aunque en la distancia viví su separación. Yo ya estaba en Peñíscola, donde tuve un restaurante, “La Esquina”. Recuerdo un viaje que hicisteis a verme: Marisa, Mercedes, Rodrigo, Gonzalo, y M.A. “la innombrable”.
Los azares de la vida, a finales de los 80, nos llevaron a mi perro Lucas y a mí, a vivir con Mercedes, Nira, la perrita Tristrás, y un gatito blanco. A “La Berzosa” en Hoyo de Manzanares, Madrid. Estaba ya separada de José Antonio, papá de Nira.
Creo recordar que Mercedes, trabajaba para los mismos laboratorios que Marisa, y viajaba a veces por ello. Yo cuidaba de Nira, tendría como 4 ó 5 años. La recogía en la guardería, y la llevaba a sus clases de ballet. En casa se disfrazaba y bailaba. Veía mucho la televisión, así que una vez la desenchufé antes de que regresara de la guardería. Llegó y como todas las tardes, pidió la merienda, tiró la cartera a un lado, enchufó la tele y se sentó en el sofá a esperar. Como no salía nada me llamó. Hice como que se había estropeado y había que llamar para que la arreglasen. Así la convencí para que saliera a fuera a jugar. La casa estaba en un entorno precioso de encinas y rocas. Jugábamos a hacer casitas.
He oído que ahora es vegetariana. Lo que me costó que se comiera los purés de verduras que yo hacía, adornándoselos con, levadura de cerveza, salsa de soja, queso rayado o nata líquida. La verdad es que al final se los comía muy bien.
Y,……Mercedes se enamoró hasta las trancas por lo visto, y decidió irse a Argentina detrás del Amor. Mira por donde allí, de verdad lo encontró. En poco tiempo vendió la casa, la desmontó, y se fue. Nira, mi perro Lucas y yo en el mismo paquete, fuimos a vivir a casa de José Antonio, en Las Rozas, Madrid. A los pocos meses, volví a mi vida en Peñíscola.
Desde hace 10 años vivo en Rodalquilar, Almería. Dentro del Parque Natural Cabo de Gata- Nijar. Tengo una pequeña taberna donde doy de comer, Taberna del Faro. Me cansé de Peñíscola, que se había convertido en un pequeño Benidorm.
Hace unos años me hice una casita en la Alpujarra granadina, donde estoy ahora pasando unos días, antes de comenzar la temporada de verano. Son 25 metros cuadrados, para llegar hay que andar unos 15 minutos desde el pueblo, donde dejo el coche. Tengo velas por luz, agua de la fuente del vecino para beber, agua de la acequia para lo demás. Tengo algún vecino, a mí perra Tika, y mucha tranquilidad.
La Primavera aquí está increíble, el agua del deshielo ruge en los barrancos, el verde que me rodea casi daña los ojos, viniendo de la aridez de Almería. Por la noche se escucha cantar a los ruiseñores, me gustaría que los pudieseis oír.
Y, por ahora nada más, un abrazo fraternal, y hasta pronto,

Chona





Taberna con Tika. Dic 2006