


Bueno queridos, al final decidí este 6 de enero, dejar descansar a mamá. Con la ayuda de Mari Pí elegimos el que nos pareció el mejor lugar.
El Rosedal de Buenos Aires. Justo en esa esquina, con esa estatua que está muy relajada y al lado de ese rosal, pero hay miles y miles de variedades de rosas, ya se acuerdan que si bien decía que su flor favorita eran las violetas, siempre bordaba flores de pitiminí, o hacía rosas de pan cuando estaba en el hospital o compraba en el mercado ramos enormes de flores (rosas entre ellas) así que este es el sitio de su descanso en Buenos Aires.
Las cenizas eran Plata, me preguntaba si cuando llegue a ese estado también seré de ese color, una joya.
También me resultaba un poco desgajante esto de dispersarla por el mundo, pero recordé una película en el que el Lama da sus cenizas a sus tres descendientes (lamitas) para que cada uno las deje en un lugar distinto.
2 comentarios:
Yo no la saqué de su cajita así que si hay que dispersarlas tendré que volver a Tokio para terminar el trabajo¡esta María¡¡¡ siempre fue muy juguetona,por cierto los de Canarias ¿que hicisteis?creo que sobre la plataforma Africana solo están Lanzarote y Hierro así que uno de los dos si no las habeis dispersado,tendrá que viajar para cubrir los objetivos de dispersión de los polvos de plata de María...
seguro que le encanta
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