Saludos a todos los radicales!
Espero que os guste este cuentecillo lo he rehecho basado en el que contó el reverendo budista en la ceremonia de Madrid
Hace muchos, muchos años en un lejano reino, vivía un rey muy poderoso. Le encantaba cazar. Siempre estaba pensando en organizar cacerías en cualquier rincón de su gran reino. En verano viajaba a las montañas del norte en busca de tigres blancos. En otoño navegaba por los ríos del oeste persiguiendo cocodrilos. Durante el invierno exploraba los desiertos y sabanas del sur acechando a los elefantes. Mientras que llegada la primavera iba en busca de pájaros a los frondosos bosques del este. En una de estas expediciones de primavera, mientras descansaba después de una dura jornada persiguiendo pájaros. Una serpiente venenosa se coló en su tienda de campaña. El rey dormía, soñaba que cazaba los pájaros más exóticos y raros que se pueden imaginar. La serpiente se arrastraba sobre las finas alfombras acercándose peligrosamente hacia el rey. Pero este estaba profundamente dormido y no se daba cuenta. En ese momento un precioso pájaro blanco entró en la tienda volando entre los cortinajes y viendo el peligro que corría la vida del rey trato de despertarle picoteandole las piernas. Pero el rey no se despertaba y la serpiente cada vez estaba más cerca. El pájaro blanco de un salto empezó a picotearle las mismas manos que habían intentado cazar tantos animales. Justo en el momento en el que la serpiente iba a morder al rey con sus grandes colmillos llenos de veneno, el rey despertó. En un momento se dio cuenta de todo y pidió socorro a sus guardias. La serpiente oyendo el alboroto dio media vuelta a toda velocidad y salió de la tienda desapareciendo entre unas piedras. Los guardias también estaban durmiendo y antes de que llegaran el pájaro blanco había salido volando. Ese pájaro le había avisado, salvándole así la vida. El rey se sentía tan agradecido que pensó en capturarlo y llevarlo a su palacio para tenerlo siempre junto a él y darle todos los mimos y cuidados que pudiera. Aunque era ya casi de noche ordenó a todos sus hombres buscar al pájaro blanco. Buscaron y rebuscaron, entre arbustos, por los árboles, pero nada. Llegó la noche y siguieron buscando, con antorchas batiendo las colinas y no veían ningún pájaro como el que decía el rey. Eso sí despertaron a todos los demás. Ésa noche no durmió nadie, el rey solo quería capturar a ese pájaro.
Al día siguiente siguieron la búsqueda, mandó llamar a más hombres y a los mejores cazadores de la región.Pasaban los días y el pájaro blanco seguía sin aparecer por ninguna parte. El rey no dejaba de explicar a todo el mundo cómo era ese pájaro blanco y cómo le había salvado la vida. Pero nadie más lo había visto, y por mucho que buscaban no lo encontraban.
El rey ordenó ampliar la búsqueda a todo su reino, viajó a las montañas del norte, a los ríos del oeste, a los desiertos y sábanas del sur. Movilizó a todo su ejército y a todo el mundo en busca del pájaro blanco. Pero nadie lo había visto. Ni siquiera los sabios o los mejores cazadores del reino tenían conocimiento de la existencia de ese pájaro. "Los pájaros no saben de fronteras ni de reinos", le dijeron. Y como el rey estaba decidido a encontrarlo, organizó una espedición con los mejores marinos y cazadores en los mayores barcos que jamás se habían construido, para enviarlos más allá de los mares conocidos. Pasaban los meses, los años y no había noticias de la expedición. El rey había dejado sus cacerías de tigres, cocodrilos, o elefantes y no hacía otra cosa que seguir buscando el pájaro blanco.
Pasados unos años por fin volvieron los barcos de la expedición, habían recorrido todos los mares y todas las tierras. Todo el reino estaba de fiesta, viendo llegar los barcos cargados de tesoros y animales que jamás habían visto. Pensaban "por fin nuestro rey tendrá su pájaro blanco". El rey esperaba ansioso en su palacio, había organizado una gran recepción en el salón principal. Las calles estaban llenas de gente curiosa por ver las maravillas que traían los expedicionarios hacia el palacio. Una hilera de carros con jaulas de todos los tamaños, tesoros y regalos de reinos lejanos, recorrían la ciudad. Al frente de la misma iba al jefe de los expedicionarios.Llegando al salón principal del palacio se presentó ante el rey: "Oh rey hemos estado en tierras tan lejanas que casi no hemos podido volver. Tierras de hielo, de arena, de selva frondosa casi imposible de atravesar, tierras de hombres extraños, amistosos o violentos, tambien tierras que creemos nunca han sido habitadas."Mientras el jefe de la expedición hablaba, las jaulas, cofres y harcones iban llenando el salón del trono. Deslumbraban por su riqueza y exotismo. A cada carro que entraba le seguía una exclamación de asombro y sorpresa de toda la corte reunida. El jefe de los expedicionarios prosiguió su discurso"Por todas aquellas lejanas tierras hemos buscado el pájaro blanco. Hemos arriesgado nuestras vidas, nos hemos esforzado en cumplir la misión que nos encomendaste más allá de lo imaginable. Traemos tesoros y regalos de reinos lejanos, animales que nunca nadie había visto antes. Pero no hemos podido traer el pájaro blanco. No ha habido manera de conseguirlo."
El rey no podía creer lo que estaba oyendo, descorazonado y lleno de tristeza abandonó el salón del trono, dejando un murmullo tras de si. Mandó llamar a sus hombres y partió hacia los frondosos bosques del este. Fué al lugar exacto dónde años atrás un precioso pájaro blanco le salvara la vida despertandole antes de que le pudiera morder la serpiente. Mientras paseaba mirando las copas de los árboles pensó para sí: "durante años he estado intentando capturar al pájaro que me salvó la vida, para tenerlo junto a mí y colmarlo de cuidados. Aunque soy un rey muy poderoso, todo ha sido en vano."Mientras esto pensaba el rey, pájaros de todos los colores lo observaban desde las ramas de los árboles. Él también los veía saltando de rama en rama, volando y cantando. En ese momento el rey tomó una decisión. Toda su vida había estado persiguiendo a los animales, en los últimos años no había hecho otra cosa perseguir a uno. Eso sí para cuidarlo, pero no lo había conseguido. Justo en ese momento se dio cuenta de que si bien no podía cuidar al pájaro que le salvó la vida sí que podía cuidar al resto. Así lo hizo, justo en ese lugar mandó edificar un gran palacio tan grande y lujoso como el suyo propio para cuidar a todos los pájaros. El mismo rey se fué a vivir allí entre los pájaros que tanto había aprendido a querer.
;)
Espero que os guste este cuentecillo lo he rehecho basado en el que contó el reverendo budista en la ceremonia de Madrid
Hace muchos, muchos años en un lejano reino, vivía un rey muy poderoso. Le encantaba cazar. Siempre estaba pensando en organizar cacerías en cualquier rincón de su gran reino. En verano viajaba a las montañas del norte en busca de tigres blancos. En otoño navegaba por los ríos del oeste persiguiendo cocodrilos. Durante el invierno exploraba los desiertos y sabanas del sur acechando a los elefantes. Mientras que llegada la primavera iba en busca de pájaros a los frondosos bosques del este. En una de estas expediciones de primavera, mientras descansaba después de una dura jornada persiguiendo pájaros. Una serpiente venenosa se coló en su tienda de campaña. El rey dormía, soñaba que cazaba los pájaros más exóticos y raros que se pueden imaginar. La serpiente se arrastraba sobre las finas alfombras acercándose peligrosamente hacia el rey. Pero este estaba profundamente dormido y no se daba cuenta. En ese momento un precioso pájaro blanco entró en la tienda volando entre los cortinajes y viendo el peligro que corría la vida del rey trato de despertarle picoteandole las piernas. Pero el rey no se despertaba y la serpiente cada vez estaba más cerca. El pájaro blanco de un salto empezó a picotearle las mismas manos que habían intentado cazar tantos animales. Justo en el momento en el que la serpiente iba a morder al rey con sus grandes colmillos llenos de veneno, el rey despertó. En un momento se dio cuenta de todo y pidió socorro a sus guardias. La serpiente oyendo el alboroto dio media vuelta a toda velocidad y salió de la tienda desapareciendo entre unas piedras. Los guardias también estaban durmiendo y antes de que llegaran el pájaro blanco había salido volando. Ese pájaro le había avisado, salvándole así la vida. El rey se sentía tan agradecido que pensó en capturarlo y llevarlo a su palacio para tenerlo siempre junto a él y darle todos los mimos y cuidados que pudiera. Aunque era ya casi de noche ordenó a todos sus hombres buscar al pájaro blanco. Buscaron y rebuscaron, entre arbustos, por los árboles, pero nada. Llegó la noche y siguieron buscando, con antorchas batiendo las colinas y no veían ningún pájaro como el que decía el rey. Eso sí despertaron a todos los demás. Ésa noche no durmió nadie, el rey solo quería capturar a ese pájaro.
Al día siguiente siguieron la búsqueda, mandó llamar a más hombres y a los mejores cazadores de la región.Pasaban los días y el pájaro blanco seguía sin aparecer por ninguna parte. El rey no dejaba de explicar a todo el mundo cómo era ese pájaro blanco y cómo le había salvado la vida. Pero nadie más lo había visto, y por mucho que buscaban no lo encontraban.
El rey ordenó ampliar la búsqueda a todo su reino, viajó a las montañas del norte, a los ríos del oeste, a los desiertos y sábanas del sur. Movilizó a todo su ejército y a todo el mundo en busca del pájaro blanco. Pero nadie lo había visto. Ni siquiera los sabios o los mejores cazadores del reino tenían conocimiento de la existencia de ese pájaro. "Los pájaros no saben de fronteras ni de reinos", le dijeron. Y como el rey estaba decidido a encontrarlo, organizó una espedición con los mejores marinos y cazadores en los mayores barcos que jamás se habían construido, para enviarlos más allá de los mares conocidos. Pasaban los meses, los años y no había noticias de la expedición. El rey había dejado sus cacerías de tigres, cocodrilos, o elefantes y no hacía otra cosa que seguir buscando el pájaro blanco.
Pasados unos años por fin volvieron los barcos de la expedición, habían recorrido todos los mares y todas las tierras. Todo el reino estaba de fiesta, viendo llegar los barcos cargados de tesoros y animales que jamás habían visto. Pensaban "por fin nuestro rey tendrá su pájaro blanco". El rey esperaba ansioso en su palacio, había organizado una gran recepción en el salón principal. Las calles estaban llenas de gente curiosa por ver las maravillas que traían los expedicionarios hacia el palacio. Una hilera de carros con jaulas de todos los tamaños, tesoros y regalos de reinos lejanos, recorrían la ciudad. Al frente de la misma iba al jefe de los expedicionarios.Llegando al salón principal del palacio se presentó ante el rey: "Oh rey hemos estado en tierras tan lejanas que casi no hemos podido volver. Tierras de hielo, de arena, de selva frondosa casi imposible de atravesar, tierras de hombres extraños, amistosos o violentos, tambien tierras que creemos nunca han sido habitadas."Mientras el jefe de la expedición hablaba, las jaulas, cofres y harcones iban llenando el salón del trono. Deslumbraban por su riqueza y exotismo. A cada carro que entraba le seguía una exclamación de asombro y sorpresa de toda la corte reunida. El jefe de los expedicionarios prosiguió su discurso"Por todas aquellas lejanas tierras hemos buscado el pájaro blanco. Hemos arriesgado nuestras vidas, nos hemos esforzado en cumplir la misión que nos encomendaste más allá de lo imaginable. Traemos tesoros y regalos de reinos lejanos, animales que nunca nadie había visto antes. Pero no hemos podido traer el pájaro blanco. No ha habido manera de conseguirlo."
El rey no podía creer lo que estaba oyendo, descorazonado y lleno de tristeza abandonó el salón del trono, dejando un murmullo tras de si. Mandó llamar a sus hombres y partió hacia los frondosos bosques del este. Fué al lugar exacto dónde años atrás un precioso pájaro blanco le salvara la vida despertandole antes de que le pudiera morder la serpiente. Mientras paseaba mirando las copas de los árboles pensó para sí: "durante años he estado intentando capturar al pájaro que me salvó la vida, para tenerlo junto a mí y colmarlo de cuidados. Aunque soy un rey muy poderoso, todo ha sido en vano."Mientras esto pensaba el rey, pájaros de todos los colores lo observaban desde las ramas de los árboles. Él también los veía saltando de rama en rama, volando y cantando. En ese momento el rey tomó una decisión. Toda su vida había estado persiguiendo a los animales, en los últimos años no había hecho otra cosa perseguir a uno. Eso sí para cuidarlo, pero no lo había conseguido. Justo en ese momento se dio cuenta de que si bien no podía cuidar al pájaro que le salvó la vida sí que podía cuidar al resto. Así lo hizo, justo en ese lugar mandó edificar un gran palacio tan grande y lujoso como el suyo propio para cuidar a todos los pájaros. El mismo rey se fué a vivir allí entre los pájaros que tanto había aprendido a querer.
;)
3 comentarios:
¡Gracias Diego!
Disfruté mucho tu cuento e imaginé haber estado allí, en la ceremonia y en la jaula con los pájaros.
HOLA Diego,que bien te ha salido ,disfrutamos con tu relato besos
Hola soy Sonia y me a gustado muchisimo el cuento y ya sabes que me gusta mucho leer Hola soy Patricia si quieres puedes mandarnos otro cuento porque me a gustado muchisimo. LAS DOS:bueno adios que nos tenemos que ir a la cama. Un beso. Adios.
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